“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado”. (Salmos 51: 1-2) 

La valentía no solo esta referida a hacer actos heroicos o extremos, en mostrar poder o fortaleza frente a los demás o a las diversas situaciones de la vida, ser valiente también es reconocer los miedos, las fallas, los pecados y los errores que cometes, actuar conforme al corazón de Dios sin importar si esto nos va a beneficiar o no de momento, es entender que sin importar cual sea la consecuencia estamos dispuestos a asumirla por la verdad de nuestro Señor y salvador.

Cuando nos colocamos en la dimensión a la que nos desea llevar nuestro amado Señor, entendemos que ser valiente es algo que se aprende con el diario vivir con Él, con la practica constante de Sus enseñanzas y con un corazón dispuesto y humilde para aprender de los errores y de Su disciplina de amor.

No esperemos que por comportarnos de la manera correcta siguiendo los principios bíblicos de Dios nos vaya bien, muchas veces no veremos el resultado esperado en esta tierra, pero que eso se tenga por poco, porque nuestro real premio esta en los cielos, porque estamos trabajando con pasión por alcanzar la promesa de la vida eterna que nos ha entregado por gracias nuestro Señor y Salvador Jesús, haciéndolo soberano sobre nosotros, y declarando que por Su sangre somos limpios, por Su sangre somos transformados y por Su sangre hemos recibo el honor de ser llamados hijos de Dios.

Reto del día: Lleva con un corazón humilde tus pecados delante del Señor, pídele perdón por ellos y la fuerza necesaria para apartarte, que Su Santo Espíritu te llene y Su gloria sea manifestada cada día de tu vida en ti y en los tuyos.

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