Acogete a su gracia y favor

2 Timoteo 1:9 NVI

“Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo”.

Si nos detenemos por un momento a pensar y miramos atrás, podemos encontrar que, en comparación con nuestra antigua forma de vivir, ahora que hemos conocido del Señor nuestra vida está primeramente por completo cambiada y segundo es mucho mejor, pueda que aún tengamos muchas cosas por mejorar, que estemos atravesando por momentos difíciles o incluso que no podamos ver claramente que nos depara el futuro, pero lo que si es totalmente seguro para nosotros, es que de la mano de Dios, todo lo que venga será de bendición para nuestra casa, el momento de dificultad pasará y saldremos victoriosos de el, y que si permanecemos firmes en la Palabra cada día llegaremos a un nuevo nivel de gloria en el nombre de Jesús.

El caminar con Cristo no se trata entonces de vivir una vida de apariencia, sino de vivir realmente tu relación con Él, gozar de Su sobrenaturalidad, relacionarse como Señor, Padre, Proveedor y Consolador, disfrutar y gozarse en Su presencia en cada momento, porque no es gracias a tu perfección que has llegado a Él, sino gracias a Su misericordia que te ha vuelto a unir a Su propósito.

Recibamos por completo el favor de Dios para nuestras vidas, aprovechemos la oportunidad de gracia que nos esta brindando para ser salvos, valoremos el sacrificio que se hizo en la cruz aun antes de que hubiésemos nacido por amor hacia nuestro ser, y honremos Su nombre de la única manera que Él nos pide, siendo fieles, determinados y humildes para administrar de la mejor manera todo lo que nos ha confiado ya Dios y todo lo que nos confiará.

Reto del día: Reconoce con humildad en oración delante del Padre que es Su favor y Su gracia las que te sostienen, y que todo en tu vida se lo debes a Él, porque fuera de Él nada somos, para que de esta manera comiences a recibir más y más de parte de Dios, convirtiéndote en el más confiable de Sus administradores.