Jehová no dejará padecer hambre al justo; mas la iniquidad lanzará a los impíos. La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece. El que recoge en el verano es hombre entendido; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza (Proverbios 10:3-5).

Dios a través de su Palabra siempre nos está advirtiendo la importancia de obedecer sus Estatutos, es decir, todo lo que nos enseña en la Biblia, así que dependiendo del grado de compromiso nuestro con Él, será nuestra obediencia y por tanto, las bendiciones a las cuales nos haremos acreedores, y esto es tanto para el creyente de muchos años, como para el nuevo. Hemos hablado de la palabra “iniquidad”, y hemos dicho que sus sinónimos son, perfidia, malignidad; una exagerada naturaleza de malevolencia, y eso encierra muchas cosas; por eso dice que es ésta (la iniquidad), la que lanzará a los impíos; ni que decir del negligente, es decir el perezoso, el que todo espera le llegue a su mano, sin tener que trabajar, pues a ese solamente le llegará la pobreza; en ocasiones hay personas ya mayores y con un potencial muy alto para trabajar, que se quedan en casa de los padres sin aportar ni siquiera su ayuda y colaboración en el hogar, estos son negligentes, porque no aprovechan su juventud, fuerza y vigor. Diferente, dice el proverbista, sucederá con el justo, con el diligente, con el hombre entendido, que recoge en el verano, para aprovisionarse para el invierno, es decir, el que es proactivo, que no se descuida y siempre está aprendiendo algo más, o cómo ayudar al jefe, y si es independiente, cómo hacer que su negocio crezca más alto. Seamos diligentes en el tiempo y al momento que corresponde, para que todo nos vaya muy bien. Bendiciones.

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