UN HOGAR RESPLANDECIENTE
Mateo 5:15-16 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Como padres y sacerdotes en casa, nuestra misión será mantener el calor del fuego de amor que perdure por generaciones, realizar todo cuanto es necesario para avanzar con principios de fe y dejar un legado que sea perenne por los tiempos. Si no estamos, no encendemos la llama, la oscuridad vendrá a robarnos cada tesoro que se encuentre a su paso: soledad, tristeza, división, egoísmo, entre otros. Mantén tu hoguera encendida a través de aplicar principios que añadirán vida.
Mantén la llama de la oración encendida.
El hogar es la muestra de la iglesia en casa. Un mensaje donde todos participan y especialmente se desarrolla hermandad. Es más que un tiempo para compartir. Es la necesidad de conservar la unidad a través de Jesucristo, donde la llama permanece encendida. A través de la oración movemos la mano prodigiosa del Señor a nuestro favor.
Tu resplandor ofrece luz a otros.
¿Sabes cuál es tu luz en los entornos en los cuales convives? Se llama testimonio. La manera más fácil de entenderlo es cuando entiendes que la verdad en Cristo vence las adversidades. No intentes entender el mundo, vence el mal con el bien y Su Palabra es suficiente para lograrlo.
Tu luz es inteligencia y sabiduría para alcanzar vida.
Cuando reflejamos en nuestro actuar el temor de Dios, lo que realmente estamos aplicando es su inteligencia y sabiduría para desarrollar su propósito. Representar Su verdad es enseñar el camino de paz y éxito. Recuerda hacer siempre las cosas con el mismo amor con el cual Dios nos enseñó a su Hijo amado.
Si queremos ser reflejo de la luz que hay en nosotros de Cristo, necesitamos empezar por casa, donde ellos serán testigos de todo cuanto nos rodea.
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