
Palabra: 1 Samuel 17:45
A lo largo de nuestra vida tenemos que librar batallas, algunas más duras que otras, como en el boxeo hay contrincantes fáciles y otros que realmente nos hacen sufrir hasta el final, pero en cada pelea debemos entregar lo mejor de nosotros, sacar la casta de valentía y demostrar de que estamos hechos No sé cuál sea tu pelea posiblemente una crisis económica, una enfermedad, una crisis familiar, una perdida, etc. Pero seguro ya tienes un entrenamiento previo, ya has podido librar algunas pequeñas batallas, ya has recorrido algunos caminos espinosos, como en el boxeo o en cualquier batalla ya has entrenado, sacando ese físico y ese estado de resistencia pero también como en cualquier pelea debemos conocer nuestro contrincante; pero en especial debemos conocer a nuestro entrenador, confiar en él, escuchar atentamente sus palabras, su dirección, pasar día a día con él, saber que en cada round el estará ahí alentando dando instrucciones, acompañando y siendo nuestra fuerza. Hay una historia en la biblia de un hombre que supo que, aunque enfrentaría un gigante imposible humanamente de vencer conocía muy bien su capacidad, su entrenamiento previo y que había sido instruido por el mejor, aun en sus palabras había un valor y una confianza extraordinaria. David un joven pastor de ovejas estaba a punto de hacer historia enfrentando al soldado más temible del ejercito filisteo, pero en esta escena no estaba solo en esta batalla a su lado estaba su entrenador, su gran respaldo y como en una historia de no creer, David derrota al gigante. David ya había enfrentado algunas bestias del campo defendiendo a sus ovejas y tal vez jamás se imaginó que ese entrenamiento previo lo llevaría a hacer historia, el conocía muy bien a su entrenador el poder de aquel con el que contaba día a día, por eso cuando se paró frente ante aquel gigante no dudo, no se derribó, no tuvo temor, como un gran luchador entro al ring con confianza en su corazón, con la posición de vencedor, creyendo ya en la victoria.
Conclusión: Es hora de confiar, de pararse en la línea de batalla y tener en alto los puños, dar nuestros mejores golpes, y vivir siempre como campeones. Hasta el último momento pelea contra esa situación mírala a los ojos y con la seguridad de un guerrero sonríe y mira como cae a tus pies. Jesús quien libro la más grande batalla por la humanidad está a tu lado, lucha por que hasta el último round Él estará contigo.