Eres luz admirable

1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Se conoce que la luz elimina de cierta manera el peligro. Mira nada más en tu hogar, cuando en medio de la oscuridad tropiezas con objetos. Cuánto más ocurre cuando nuestras calles son aterradoramente oscuras y quieren dominar con temor nuestras vidas. Se dice que hasta la criminalidad puede reducir en un 40% a causa de tener espacios iluminados. Pues ahora podemos entender la importancia de aquella luz que ilumina nuestro caminar.

Jesús expresa que Él es la luz del mundo, en Juan 9:5. ¿Cabe la pregunta entonces, si nosotros llevamos con nosotros a Cristo, estamos siendo luz para quienes nos rodean? ¿Realmente soy esa luz que hace manifiesta que otros puedan reconocer sus caminos? ¿Qué necesitas para ser la luz que acompaña y facilita el trasegar por la vida? ¿Realmente somos transformadores de la adversa oscuridad en que muchos se debaten?

También dice Su Palabra, Romanos 13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Entonces tenemos las armas para vencer. Somos más que vencedores cuando activamos en nosotros el carácter de Cristo. Cuando caminamos como Él anduvo, nos revestimos de aquellas armas que repelen la oscura inercia de un mundo que quiere robarnos la paz y bendición del Señor. Más somos nosotros mismos quienes no debemos proveer para los deseos la carne.

Mateo 5:16 complementa cómo ser y lo que representamos en ser la luz para otros. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Entonces debemos reconocer qué tan útil somos para otros y podamos ofrecer a muchos una guía y acompañamiento para su regeneración espiritual y que, viniendo desde el interior de cada ser humano, sea capacitado para transformar su entorno. Así, cada acción que realices será la luz que se enciende para ofrecer a otros lo mejor que tenemos de Cristo en nosotros.


Nuestro lugar será brillar para que Cristo se refleje. Somos lo que vivimos, eres cristiano, no por un nombre, líder, mentor o pastor, eres por lo que vives para Dios. Dios te llamó para que le sirvas, enciende tu luz admirable para que muchos aprendan de sus virtudes.

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