“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. (2 Timoteo 2:3 )

La fe nos debe llevar no solo a tener la convicción de que es el Señor quien nos respalda, protege y concede todos los deseos de nuestro corazón, sino que, también nos debe mantener prestos al servicio de la obra de Dios, entendiendo que no siempre será fácil, y que por el contrario en la mayoría de Sus luchas tendremos que sacrificar bastante, pero así mismo será la recompensa que Él tiene para nosotros.

No se trata de luchar en el nombre de Cristo con la esperanza de recibir algo a cambio, sino que nuestra vida sea una real ofrenda de fe y amor para con Dios, donde Su palabra y obra sea más que un deseo, se convierta en una obligación y compromiso que anhelemos tener en nuestro actuar, haciendo que el caminar en el Señor, aunque en ocasiones este lleno de espinas, sea siempre un camino de bendición en el cual podamos descansar en el Señor y en su Santo Espíritu.

El fruto en el Señor siempre será el más grande que podamos cosechar, pero también es cierto, que es aquel que más nos exigirá, es por eso que necesitamos estar dispuestos a darlo todo si lo queremos todo en Su nombre, porque son precisamente aquellos esforzados y valientes que encuentran gracia y favor en Dios.

Reto del día: Visualiza una segunda milla que puedas dar, y conságrala al Señor con ese esfuerzo adicional.

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