Eclesiastés 9;7-9

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque ésta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

Este libro escrito por el rey Salomón, quizás en momentos tan ambivalentes porque ciertamente, fue un hombre que Dios bendijo de una manera tan impresionante, le hizo exitoso en todos los reinos que existían, lo llenó de un esplendor todavía más impresionante, y le dio una sabiduría que nadie fue capaz nunca de igualarlo. Pero este rey tenía un corazón lleno de amor hacia Dios, le heredó a su papá, el rey David, la pasión y la obediencia al Señor, de tal forma que fue confiable para Dios, al punto que solamente a él, le permitió que le construyera un templo y le dio todas las instrucciones para lograrlo.

En este capítulo el rey viene recordando grandes momentos de su vida y comparte algo de su experiencia, y nos permite conocer de él, esa parte tan humana y a la vez, su entrega a Dios. Nos aconseja que todo lo hagamos con un alegre corazón, pero antes, debemos tener nuestras obras realizadas y que estas, sean agradables delante del Señor; también nos llama a la santidad, y cuando habla del “ungüento sobre tu cabeza”, es una alusión a la Unción poderosa de Dios sobre nuestra vida; gozarnos con nuestros seres queridos, y se sobre entiende por el contexto, es un llamado a la fidelidad a nuestro cónyuge. Obedezcamos entonces, y así verdaderamente nuestro gozo será completo. Bendiciones.

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